Cómo cambiar el color de las paredes

¿Te has equivocado de color?

Como ya hemos comentado en varias entradas, la elección del color de una habitación tiene mucha importancia, tanto es así que puede ser uno de los factores determinantes del estrés. Cuando nos decidimos a pintar una habitación, solemos tener muchas ideas y vamos llenos de ilusión, y el resultado termina encantándonos a primera vista, pero a veces el color no es muy acertado por diversas razones. ¿Cómo saber si nos hemos equivocado? Y si es el caso, ¿cómo podemos solucionarlo?

Falta de luz: en toda habitación debemos analizar la cantidad de luz que entra y, dependiendo del uso que se le de, debemos pintar las paredes de un color u otro. Por ejemplo, para un despacho es importante tener una ventana en la que la luz entre directamente, y si no es posible unos buenos focos la pueden sustituir. Eso sí, las paredes deben pintarse de colores claros para que den una mayor sensación de luminosidad. Por otro lado, un color oscuro, además de afectar a la luz del espacio, también suele hacer que el espacio se vea más pequeño.

Exceso de luz: puede que se haya escogido un color demasiado vivo, en ese caso, también puede terminar siendo una mala elección. Para saber si este es el caso, primero hay que saber qué tipo de habitación es y qué uso se le da. Luego, hay que fijarse si por la noche la habitación es demasiado oscura, porque puede que nos moleste. También es importante analizar si la luz de las lámparas es demasiado intensa. Para evitar este problema, antes de pintar una buena solución es probar pintando una plancha de pladur e ir viendo, habitación por habitación, si los colores realmente favorecen o no la estancia.

No pega o desfavorece los muebles y el suelo: otra señal de que quizá nos hayamos equivocado de color, es que al verse reflejada la luz que incide en los armarios y el suelo, haga que éstos pierdan protagonismo o se queden con un tono grisáceo apagado. Para evitar este problema, lo más aconsejable es hacer muestras grandes al lado de los muebles, ventanas y el suelo para ver qué efecto tiene en éstos. Si nuestro caso es que ya habíamos pintado la habitación y nos hemos dado cuenta demasiado tarde, un cambio de iluminación en la estancia puede solucionar este problema. Lámparas, apliques y halógenos nos pueden ayudar.

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