La superficie de los toldos se suele manchar con mucha facilidad. Los toldos horizontales, sobre todo los que no son extensibles, son los que más suciedad acumulan a lo largo del tiempo. Aunque los verticales se pueden recoger, también quedan al aire libre durante largos periodos y se pueden ver dañados por la lluvia, el viento y el polvo.
Aunque a simple vista la limpieza de toldos pueda parecer una tarea sencilla, siempre encontramos dificultades para acceder a las partes más altas de éste o las más alejadas de los bordes. Para evitar correr riesgos innecesarios, utiliza unas escaleras adecuadas, siempre bien apoyadas y sostenidas con ayuda de otra persona.
En cuanto a los productos para limpiar el toldo, lo más recomendable es utilizar agua, jabón neutro y un cepillo de cerdas blandas. Recuerda que la tela de los toldos incluye un tratamiento impermeabilizante, por tanto, es conveniente evitar las sustancias abrasivas para la limpieza, ya que pueden reducir la vida útil de la tela. Por último, aclara con agua. Si el tamaño del toldo hace que haya partes que queden fuera del alcance de los brazos, se puede unir un cepillo a un palo de escoba o similar para llegar a esas zonas difíciles.
De cualquier manera, desde Biosttek aconsejamos siempre limpiar el toldo con frecuencia. De no ser así, las partículas de polvo se pueden incrustar en los tejidos haciendo que sea mucho más difícil eliminarlas después. Los toldos plegables conviene limpiarlos al final de la época estival, de modo que guardados estén secos y sin humedad.
Por último, si el agua y jabón no son suficientes para limpiar el toldo y hay manchas difíciles de quitar (como los excrementos de pájaros), te recomendamos que utilices una sustancia un poco más fuerte (pero recuerda, sin que sea demasiado abrasiva). Podemos usar entonces un detergente suave o algún producto que tenga amoniaco entre sus componentes. Es importante limpiar también el lado interior de los toldos, donde se pueden acumular polvo, telarañas y óxido.