En nuestro último proyecto, el cliente necesitaba un techo pequeño para hacer un cerramiento en su azotea.
Algo práctico, que le sirviera para dejar pasar mucha más luz y sacarle mayor partido a ese rincón que no utilizaba para nada.
En este caso, a través de nuestro instalador de la zona, colocamos un techo motorizado de vidrio con el 75% de apertura inversa y con sensor de viento y lluvia, algo muy importante, dado que el propietario de esta vivienda necesitaba ante todo cubrir ese hueco para no dejar pasar el viento, ni la lluvia y por lo tanto todo lo que estos factores arrastran tras ellos.
El resultado final es un cliente muy satisfecho y que ya está más habituado a pasear por esta zona de la casa que antes apenas pisaba.